Ingredientes:
250 ml de agua
75 g de mantequilla
250 g de harina
50 g de azúcar
3 huevos
Una pizca de sal
2 cucharaditas de esencia de vainilla
Aceite para freír
Preparación:
Lo primero que haremos antes de empezar a preparar la masa de los churros caseros es poner el aceite a calentar en una sartén, a 170ºC como máximo. Te aconsejamos que utilices aceite de oliva para intensificar el sabor. Más o menos el aceite debe cubrir unos 5 cm de altura de la sartén.
Mientras se calienta el aceite, vamos a usar una olla aparte para calentar el agua y la mantequilla. Añade también una pizca de sal. No lo pongas a fuego muy alto, puesto que mientras tanto mezclaremos en un recipiente la harina y el azúcar.
Cuando la mezcla de agua y mantequilla empiece a hervir añade la harina y el azúcar poco a poco. Deberás poner el cazo a fuego lento y mezclar enérgicamente con una espátula o cuchara. Sin dejar de remover, añade la esencia de vainilla.
Verás que rápidamente la masa se torna sólida hasta el punto de formar una bola, en este momento retírala del fuego. Ahora, haz un pequeño volcán con la masa y añade los huevos de uno en uno. Hasta que se haya mezclado bien el primero huevo no añadas el segundo, y lo mismo con el tercero, puesto que así te será más fácil integrarlos.
Verás que te queda una masa con un ligero color amarillento y cremosa, perfecta para empezar a freír los churros caseros. Para ello, usa una manga pastelera con una boquilla con forma de estrella, introduce la masa en ella y haz los churros directamente en la sartén. Tienes dos opciones, la primera hacer una espiral con la masa que quepa en la sartén y cortar los churros una vez frita esa espiral de caracol; la segunda hacer directamente los churros individuales con la medida que quieras.
Deberás retirarlos de la sartén cuando estén dorados y colocarlos sobre un plato cubierto con papel absorbente para que retenga todo el aceite sobrante de los churros. Cuando los tengas todos, quita el papel absorbente y espolvorea azúcar por encima. La cantidad de azúcar es al gusto, incluso si no quieres no tienes por qué ponerle. ¡Y listos! Ya tienes tus churros caseros preparados para mojar en el chocolate caliente y comerlos.